La medicina estética ha pasado de ser una disciplina que incluía tratamientos que solo se podían permitir celebrities y personas con un poder adquisitivo alto a ser un conjunto de técnicas que están al alcance de cualquier persona. En esta evolución ha jugado un papel importante la tecnología, que cada vez ha ido siendo más accesible.
El objetivo final de la medicina estética es implementar mejoras estéticas que vayan a su vez asociadas a una ganancia en salud física y mental. Una muestra de ello es que muchas personas se someten a estos tratamientos únicamente para superar ciertos prejuicios sobre su aspecto físico.
Tecnología láser, el gran descubrimiento
La evolución de la medicina estética, que es una disciplina que va más allá de las intervenciones quirúrgicas, se explica en gran medida gracias a la aparición de los tratamientos con láser. La tecnología láser ha posibilitado una gran revolución porque constantemente aparecen nuevos tratamientos con aplicaciones más específicas para hacer frente a problemas estéticos.
El láser médico conlleva diferentes tipos de tecnologías: láser alejandrita, lipoláser en abdomen, láser de picosegundos, YDUN FRAX 1550 y otros muchos, pero todos ellos tiene en común una particularidad, el funcionamiento de las técnicas consiste en ejercer un efecto fototérmico y calentar la zona a tratar para generar los efectos deseados.
El nivel de penetración de estas aplicaciones láser va a depender del tejido, material o la estructura corporal hacia la que se dirija. Así, no es lo mismo hablar de depilación láser porque las inyecciones lo que hacen es utilizar la melanina como diana que tratar varices con tecnología de este tipo, pues en este último caso el láser debe actuar sobre la hemoglobina para penetrar en el interior de los vasos sanguíneos.
De los rellenos permanentes a los tratamientos no invasivos
La medicina estética que es hoy tan popular y cada vez más accesible se inició en Francia a finales de la década de los 70. Se trata de una disciplina que engloba a especialidades como la dermatología, la nutrición, la medicina del deporte, la cirugía plástica, la anestesiología o la flebología, entre otras.
Su evolución ha sido constante hasta nuestros días pero existe un área que resume este interés creciente por la medicina estética: los tratamientos faciales. En los inicios se apostaba por rellenos permanentes que podían ser rechazados, daban lugar a malformaciones y podían desplazarse a otros sitios ajenos.
En la actualidad la práctica más común es acudir a rellenos a base de ácido hialurónico, pues es una sustancia que produce el propio cuerpo y que por lo tanto no genera rechazo. Esta evolución se ha manifestado también de manera muy evidente en las intervenciones estéticas para mejorar el aspecto del pecho femenino.
El culto a la figura y a la salud
El aspecto del pecho es una de las preocupaciones estéticas más presentes entre las mujeres. Tanto por exceso como por defecto, es decir, por tener un pecho muy voluminoso que por el hecho contrario.
La operación de cirugía estética más frecuente en este ámbito sigue siendo la de aumento de pecho y consiste en introducir una prótesis en este área para realzar la forma y que así tenga más volumen. En estos tratamientos también se ha evolucionado mucho en las últimas décadas, hasta el punto de que los implantes son cada vez más inocuos y menos peligrosos, de mayor calidad.
Por otro lado, es también muy frecuente las intervenciones para reducir el volumen de pecho. Un pecho demasiado grande puede tener aparejados problemas de salud como dolores de espalda y malas posturas corporales.
Los tratamientos estéticos en el pecho sirven como señal de que el culto por la figura y la salud ha ido adquiriendo cada vez más importancia gracias a la mejora de las diferentes técnicas y la tecnología. Hoy en día, muchas mujeres deciden someterse a una intervención en el pecho cuando son madres y han dejado la fase de lactancia para poder recuperar un pecho firme y terso.
En cualquier caso, el culto al cuerpo y la belleza no es algo que provenga de las últimas décadas, sino que es una cuestión que siempre ha acompañado al ser humano. La evolución de la tecnología solo ha servido de estímulo para seguir potenciando esta idea.